
un poco hasta los (esa cosa que rima con aviones)
A ver, los que tanto pedís que escriba, en vez de pedirmelo a mi, porqué no haceis una carta pública a la administración idem para que me de un sueldo por escribir mi blog... así podría dejar de viajar o, mejor todavía, viajar conectado las veintipico horas del día a internet y cuando la musa me viniera a visitar, podría escribir. Porque cuando la musa viene, me pilla siempre sin acceso al ciberespacio. Si a eso unimos que no tengo fotos nuevas porque se me estropeó por enésima vez la cámara, y que no estoy en Berlín, pues claro, esto que era un pasatiempo se convierte en un peso que ni Atlas podría soportar.
En fin, se acabó el primer apartado de quejas al consumidor (al contrario de lo que suele ser, que el que protesta es el consumidor, aquí protesta el consumido). Ahora os explicaré mis dos últimos momentos PRD (que en el idioma de mi hermana E, y no H como la denomina el alegriesnosecuantitos, quiere decir Parda, o sea, que la lías parda, PRD).
Capítulo de la cartera. Ponferrada, 19 p.m. me dirijo al cine con algunos miembros de la compañía del barbero de Sevilla dispuestos a ver lo que nos echen (en este caso una de Roberto rojo fuerte), me quito la chaqueta, me dispongo a reclinar mis posaderas sobre el asiento para que ejerzan de tales, cuando detecto que mi tarjetero ha desaparecido de mis bolsillos. Busco, rebusco y ahí no está, así que como se apagaban las luces de la sala, decidí salir para palparme con más luz, que dices tú, qué tendrá que ver el tacto con las luces... bueno, pues no estaban en mis bolsillos ni la tarjeta del banco, ni el dni, ni el carné de conducir, ni la tarjeta del seguro, ni la del hotel... nadaaaaa, el espacio vacío de peter brook (chiste para teatreros). Me dirijo a la heladería donde tomé un helado antes de entrar a la sala... nada. Intento pensar como Grisom, y me dirijo fuera del centro comercial, tomo un taxi y digo siga a ese coche... de repente me doy cuenta que no estoy en una de polis, que solamente intentaba reconstruir la historia y le pido al asombrado taxista que me lleve al teatro. El amable conductor pregunta a todos sus compañeros si han encontrado el tarjetero... nada. pregunto en el teatro... nada, en el hotel... nada. Me dirijo a la policía local y... nada. Perdiendo la fe y cansado de tantas piscinas, llamo a la caixa (pongo este nombre para despistar y que nadie sepa que trabajo con la banca march) y anulo la tarjeta. Entonces, debido a mi situación de homeless, me dirijo a la policía nacional. Allí hago una cola que ni la de Nacho Vidal, como está el país... En el momento que me toca, resulta que hacen cambio de guardia. Rezo para que no entre alguien de los hombres de Paco (este chiste no es muy bueno, pero no sabeis lo que pagan los de antena 3 para salir en este bolg). Cuando voy a entrar, recibo una llamada de mis compañeros de cine diciendo que mi tarjetero ha sido más listo que yo, que se ha sentado en la butaca de delante y ha visto toda la película y yo no... (por lo que me dijeron mis compañeros, parece ser que más listo fui yo que no vi el tostón...).
La segunda liada parda tiene una protagonista de este blog como actriz invitada. Va por tí, Kerkira (o como se diga, porque la verdad, vaya nombres...). Resulta que me encontraba yo ante unos días de asueto y decidí ir a visitar a mis octogenarias abuelas. Para ello establecí el campo base en casa de mi amigo del alma e inspirador ante la vida Alfonso (que por cierto aprovecho para hacer propaganda de sus quesos y yogures hechos de leche totalmente natural, sin tratamientos, es que ahora no me sale la palabra... biológica?)(anda, que estoy quedando a la altura del betún, que vaya yo??? no, betún!!!)
A lo que iba, la lié. Estuve cenando con ellos en amor y amistad, una cena de esas caseras deliciosas. Hasta aquí todo bien. el problema vino a las 07.00 a.m. En ese momento me desperté para orinar (por cierto, el río Orinoco de donde viene...), llegué al baño, desenfundé mi colt45 (los 45 están contados en pulgadas, que nadie se asuste) y empecé a miccionar. De repente, no sé muy bien como, abrí los ojos al lado del excusado, recostado en el suelo, cubierto por una bañera para niños pequeños... Si el otro era un caso para grisom, este era para Mulder... Cómo llegó el orinador a la posición horizontal? cómo enfundó? Apuntó correctamente mientras caía?? porqué siempre le pasan cosas raras en el baño???
En fin, amanecí al lado del WC, con un golpe en el pómulo y ganas de devolver al mundo algo que llevaba dentro (que nadie se asuste, que esta vez iba por arriba). Arrojé, que dicen en Mallorca, trallé que dicen por Catalunya... saqué algo de mi con mucho esfuerzo. Tenía un gran dolor de cabeza y volví a la cama. Allí estuve hasta las 11, cuando vinieron a ver si me había pasado algo (evidentemente sin saber que sí...). Se quedaron de piedra, porque resulta que a Kerkira, también la habían poseído los agentes desvanecedores y había aterrizado en medio del pasillo... NIaniano nia nonoiaaaa (música de the X files). Resulta que habíamos cenado lo mismo los tres, de los cuales uno vomita, desmaya y es dolido por su cabeza, otro solo es desmayado y dolido por su cabeza, y el tercero solo tiene molestias en la cabeza...
Llegó la doctora, me miró así a ojo de buen cubero, me miró la tensión (mi debut en esto de la tensión), me auscultó, me dio por detrás (es decir, me penetró por detrás con una aguja para ponerme una sustancia llamada primperán para cortar las dichosas pérdidas por arriba y por abajo). Ese día fui mejorando (debo decir que gracias a su yogur sano sanísimo en primera instancia, al amor aplicado por toda la familia en segunda instancia y por la vergüenza de ir de visita y liarla PRD), y al día siguiente estaba en condiciones para viajar a Almería que es donde hoy me encuentro...
Ahora se abre una encuesta, porqué me desvanecí? (por cierto, cuenta la leyenda que vi de más cerca que nunca un inodoro, ya que a día de hoy tengo una herida en el pómulo producto de un impacto pomular sobre el pobre señor roca) las hipótesis son varias, pero admito otras que vosotros, astutos lectores, seguro que podreis intuir..
Primera. Me desmayé a causa del peso de mi miembro, de tan hercúleo esfuerzo de mantener tantos kilos en vilo, mi cuerpo dijo basta.
segunda. Kerkira, sabedora de mis prodigios fecales, añadió ciertas dosis de cal viva a mi plato para disolver el problema antes de ser provocado.
tercera. el pueblo de alemania se vengó de mi por no sentarme a orinar...
besitossss
las fotos no son de estos días, pero significa muy bien las caras que se me queda ante tamaños enigmas de la historia... que venga Iker Jiménez y me lo explique (por cierto, un besote para Dani, la fotógrafa y guía espiritual en momentos turbuilentos) por cierto, que la primera es en medio de un concierto qeu cantaba, pero que me senté entre el púbico...
